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amor, delitos del Estado, dios, el deber de protestar, el imperio, el patriarcado, gente sin hogar, medios de comunicación, violaciones del planeta tierra
«Es cuestión de disciplina», me dijo luego el principito. «Cuando te hayas terminado de lavar y de vestir cada mañana, tienes que atender a tu planeta.» Antoine de Saint Exupéry: El Principito, 1943.
Hoy en el calendario cristiano es el segundo domingo de Cuaresma, el Evangelio de la Transfiguración. Mateo nos dice que Jesús había llevado a tres de Sus discípulos, Pedro, Santiago y Juan, a subir a un monte alto. Mientras estaban allí vieron que la cara y la ropa de Jesús se pusieron radiantes, o transfiguradas. El lenguaje florido de la Biblia nos dice que entonces se vieron envueltos en una nube de luz, y oyeron una voz que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; escúchenlo»(Mt 17, 5).
Jesús o Joshua, como puede haberse llamado en aquellos tiempos, luego sufre las dificultades de su pasión y crucifixión, un castigo que se les aplicaba a quienes intentaban subvertir el imperio romano. Esto no era un castigo para ladrones y otros malhechores, sino que se le imponía específicamente a aquellos que estaban conspirando para subvertir, o participar en la subversión, a los ojos del Imperio y de sus colaboradores mansos, los representantes del judaísmo de la época. Aunque esto no es algo de lo que nuestra Iglesia ha hablado mucho, si consideramos las acciones del Jesús histórico, no son nada si no subversivas.
En nuestro mundo moderno, aprendemos a ver la subversión con miedo y con odio, pero esto ocurre porque estamos bajo la esclavitud del colonialismo. Salvo por un puesto de avanzada de cordura y paz aquí y allá, nuestra civilización tal como la conocemos ha pasado de imperio a imperio. Vivimos en lo que se llama una democracia, pero nunca hemos tenido realmente un gobierno por el pueblo en nuestra tierra. Desde los primeros tiempos, se les han concedido las protecciones de la ley a los blancos poseedores de propiedad, y de género masculino de nuestra sociedad. El Colegio Electoral de los Estados Unidos, por ejemplo, es capaz de hacer caso omiso del voto popular e instalar en el poder a»presidentes» que el pueblo no ha eligido por el voto popular. Durante la elección de Bush / Gore, fueron ayudados por un Tribunal Supremo que, durante la mayor parte de su larga historia, a excepción de la época gloriosa del Tribunal de Warren (de 1953 a 1969), ha sido la criada de los intereses adinerados y del poder corporativo.
No voy a hablar de las revelaciones adicionales que comunican los apóstoles, sino de todo el concepto de la subversión. El diccionario de la lengua española Espasa-Calpe nos dice que subvertir significa 1: tr. Invertir,desestabilizar o destruir lo establecido. Pensemos bien en este significado principal de la palabra: invertir,desestabilizar o destruir lo establecido. Lo establecido que Jesús o Joshua estaba tratando de subvertir era algo con muchas caras, algo que consagraba el poder sobre los demás, y la dualidad, y que en el nombre de Dios cometió tropelías y mantuvo a la gente en la pobreza extrema, a través de impuestos excesivos sobre aquellos miembros más subyugados de la sociedad. La vida en la Palestina de ese día era terrible, ya que los judíos con frecuencia no podían alimentar a sus familias, abrumados por impuestos punitivos tanto del Imperio como de sus representantes judíos.
Esto es algo similar a la situación actual en la que los programas para los menos de nuestra sociedad se cierran o se disminuyen a diario, mientras que la clase rica consigue un pase de los del gobierno, y paga poco o nada de impuestos, consiguiendo con frecuencia incluso un reembolso de parte del gobierno corporativo. Y las instituciones, sobre todo en los Estados Unidos, que dicen ser para proteger a la gente común, los traicionan, creando leyes para proteger a los asesinos de los jóvenes, en su mayoría de color, violando a la tierra aquí y en el extranjero, apoderandose del patrimonio de los pueblos originarios y subvirtiendo «todo lo que es bueno» y amable y de buen nombre, porque estamos de hecho en el momento de la doble reflexión y el doble discurso que Orwell describiera tan proféticamente en su obra.
Por lo tanto, como dijo el Dr. King hace casi medio siglo, la única solidaridad que se permite en nuestra sociedad es la «brutal solidaridad [de chicos blancos y negros] para quemar las chozas de una aldea pobre.» Estamos en un momento de «manipulación cruel de los pobres.» La voz que se escucha no sólo dice «este es mi hijo amado», sino que también dice, «escúchenlo.» Jesús el subversivo estaba exigiendo el fin del imperio y de la codicia, y un mundo donde la accion del buen samaritano fuera más aceptable a Dios que las oraciones y los sacrificios de aquellos cuyo culto sólo era para afuera, «los sepulcros blanqueados» a quienes Jesús compara a los hipócritas de la sociedad (Mt. 23:27).
Así que si queremos crecer en el conocimiento de Jesús y escucharlo, hay que subvertir los cimientos podridos, como lo hizo él. Debemos convertirnos en la amada comunidad del Dr. King y mientras oramos, mover los pies. Debemos reemplazar la roca podrida de la opresión patriarcal con el amor del buen samaritano, debemos llegar a ser una verdadera ecclesia espiritual, cuya misión será, tal como fue indicado por el Jesús cuya próxima pasión recordamos, llevar el mensaje de amor a todo el mundo, sin excepciones. Una comunidad madura será amorosa, pacífica, y comprometida a ayudar a todos sus miembros, ya sean jóvenes o viejos, personas con capacidades o discapacitados, con o sin hogar, ricos o pobres, enfermos o sanos, de todos los colores y credos, de todos los géneros y lenguajes y culturas. Así que escuchen las palabras de Jesús, y difundan su mensaje de subversión santa hacia el exterior. Que sean un signo del amor de Dios en el mundo. Todas somos hijas de Dios, en quienes ella se complace.
Seminarista Silvia Antonia Brandon Pérez
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