
Todo lo que es necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada. – Edmund Burke
Hoy en el calendario cristiano es el Primer Domingo de Cuaresma. La iglesia cristiana está hablando acerca del pecado, el arrepentimiento, la reconciliación. Pero esto está basado en el legado anterior de la voz profética judía. En la historia del diluvio, nos encontramos con un dios que siente por el hombre, que lamenta, llora y recuerda, y que fijará su arco en las nubes para recordar. En las palabras del Rabino Abraham Joshua Heschel, quien le presentó el premio del judaísmo y la paz mundial al Dr. Martin Luther King, Jr. el 7 de diciembre de 1965, «La profecía es la voz que Dios le ha prestado a la agonía en silencio, una voz a los pobres saqueados, a las riquezas profanas del mundo. Es una forma de vida, un punto de cruce entre Dios y el hombre. Dios está haciendo estragos en las palabras del profeta «.
En una reunión reciente de la mesa directiva de una maravillosa ONG en la cual participo, hablamos de la reciente celebración del aniversario del Dr. Martin Luther King, hijo, quien habría cumplido 86 años de edad el pasado 15 de enero, y en cuyo honor hemos estado llevando a cabo, desde hace muchos años, una celebración interreligiosa en la que marchamos alrededor de la ciudad de Hayward y luego nos reunimos para leer extractos de sus escritos, sus discursos, sus sermones. Debido a que estamos viviendo en tiempos violentos, como él mismo vivió en tiempos violentos, hubo una discusión acerca de si el evento podría haber tenido un contenido más temático, a la luz de la campaña de que, efectivamente, las vidas negras son importantes, y se hizo el comentario de que este celebración no estaba destinada a ser algo político.
Cuando celebramos el 50 aniversario de la marcha a Washington, en agosto de 2013, la Coalición de Paz y Justicia del Sur de Alameda discutió el contenido de una pancarta que íbamos a pedir para su uso en una conmemoración que se celebraría en Hayward en ese día. Queríamos alejarnos del discurso «Tengo un sueño», porque tan importante como ese discurso fue, pronunciado en la marcha en el año 1963, ya para abril de 1967, cuando el Dr. King se dirigió al pueblo en la iglesia Riverside de Nueva York y pronunció su discurso contra la guerra de Vietnam, había viajado eones y muchos kilómetros de su posición en el 1963. El discurso de la Iglesia Riverside fue pronunciado por un hombre que había cambiado mucho del hombre aquel que pronunció el discurso de 1963; fue un discurso difícil, y fue probablemente la razón de que King fuera asesinado violentamente al año siguiente.
Él dice, para explicar por qué estaba rompiendo un silencio de dos años en cuanto a la guerra, «En los últimos dos años, al moverme a romper la traición de mis propios silencios y a hablar desde las llamas de mi propio corazón, al pedir cambios radicales de la destrucción de Vietnam, muchas personas han cuestionado la sabiduría de mi camino. En el centro de sus preocupaciones esta consulta a menudo ha cobrado gran importancia: ¿Por qué está hablando de la guerra, Dr. King? ¿Por qué se está uniendo a las voces de la disidencia? La paz y los derechos civiles no se mezclan, me dicen. ¿No le está haciendo daño a la causa de su pueblo, preguntan? Y cuando les oigo, aunque a menudo entiendo la fuente de su inquietud, me pongo muy triste, sin embargo, ya que tales preguntas significan que ellos no me conocen realmente, ni mi compromiso ni mi vocación. De hecho, sus preguntas sugieren que no conocen el mundo en el que viven”.
¿Conocemos el mundo en el que vivimos? Un mundo en el que, sólo en 2014, la violencia policial contra personas de color fue espantosa, desde Michael Brown en Ferguson, a Ezell Ford, un hombre discapacitado en Los Ángeles, a Omar Abrego, golpeado hasta morir también en Los Ángeles, a Darrien Hunt en Utah, a Tamir Rice, un niño de doce años de edad en Cleveland, Ohio, a Tanesha Anderson, esquizofrénica y bipolar, también en Cleveland, Ohio, a Rumain Brisbon, cuya botella de píldoras fue confundida con un arma de fuego en Phoenix, Arizona, a John Crawford III, balaceado en un Wal-Mart en Beavercreek Ohio, mientras compraba una pistola de aire comprimido para su hijos, a Keith Vidal, en Southport, Carolina del Norte, un esquizofrénico de 18 años de edad, que recibió descargas de una pistola eléctrica y luego balas regulares, a Kajieme Powell en St. Louis, Missouri, a Akai Gurley, en Brooklyn, que caminaba por un tramo de escaleras, al Eric Garner de «No puedo respirar», un padre de familia asmático colocado en una llave de estrangulamiento ilegal que acabó con su vida, a Michelle Cusseaux, también esquizofrénica y bipolar, balaceada también en Phoenix, Arizona después de que su madre llamó a la policía para llevarla a un centro médico, a Jack Jacquez, que recibió dos disparos cuando la policía irrumpió en su casa en Rocky Ford, Colorado por razones desconocidas, a Jason Harrison en Dallas, Texas, otro hombre esquizofrénico y bipolar cuya madre había llamado al número de emergencia 911 para pedir ayuda para su hijo, a Yvette Smith en el condado de Bastrop, Texas, un disparo en la cadera y en el estómago dos veces por algún tipo de disputa doméstica, a Luis Rodríguez, de Oklahoma City, Oklahoma, golpeado, estrangulado y contenido cuando intentaba calmar a su esposa en una disputa entre ella y su hija, a Mateo Pollow de Palm Beach, Florida, un hombre con antecedentes de trastorno mental que al parecer tenía un destornillador y fue asesinado a tiros por el mismo…
Podría seguir durante otra hora con las otras víctimas en 2014, y en 2013, 12, 11, 10… pero creo que con esto ya habrán comprendido. Por supuesto, como una de nuestras miembros dijo, todas las vidas son importantes, pero por desgracia las cantidades desproporcionadas de los que están siendo atacados y asesinados por la policía son de color negro u oscuro. Y en casi 28 años de ejercicio como abogada penal, vi las políticas del Jim Crow vivitas y coleando en los tribunales de Nueva Jersey, donde los acusados negros y latinos eran arrestados a menudo por delitos de los que a sus homólogos blancos los dejaban libres; sus sentencias también eran más largas y más duras. Esta es mi experiencia. Es por esto que, en un momento de desequilibrio como el actual, decir que todas las vidas son importantes no resuelve el problema. Este es el momento de romper el silencio, parafraseando al Dr. King.
King mismo nos dice por qué se está pronunciando: «Tal vez mi más trágico reconocimiento de la realidad se produjo cuando vi claramente que la guerra estaba haciendo mucho más que devastar las esperanzas de los pobres en el país. Enviaba a sus hijos y a sus hermanos y a sus maridos a luchar y morir en proporciones extraordinarias con respecto al resto de la población. Estábamos tomando a los hombres jóvenes negros que habían sido inhabilitados por nuestra sociedad y enviándolos a ocho mil kilómetros de distancia a garantizar las libertades en el sudeste de Asia, que no habían encontrado en el suroeste de Georgia y el Este de Harlem. Así que nos hemos enfrentado en varias ocasiones con la cruel ironía de ver a los jovencitos negros y blancos en las pantallas de televisión, que matan y mueren juntos por una nación que ha sido incapaz de sentarlos juntos en las mismas escuelas. Así los vemos en brutal solidaridad quemar las chozas de una aldea pobre, pero nos damos cuenta de que nunca vivirían en la misma cuadra en Detroit. No podía estar en silencio frente a tal manipulación cruel de los pobres».
En estas palabras increíbles está atando lo que llamará más tarde «los trillizos gigantescos del racismo, el materialismo y el militarismo.» Él es implacable durante todo este discurso, manifestando la verdad ante el poder, haciendo arder nuestro mundo: «Mi tercera razón se desplaza a un nivel de conciencia aún más profundo, ya que surge de mi experiencia en los guetos del Norte en los últimos tres años – especialmente los últimos tres veranos. Mientras caminaba entre los jóvenes desesperados, rechazados y furiosos, les he dicho que los cócteles molotov y los fusiles no resolverían sus problemas. He tratado de ofrecerles mi más profunda compasión, manteniendo mi convicción de que el cambio social es más significativo a través de la acción no violenta. Pero ellos me preguntaron – y con razón – ¿qué pasa con Vietnam? Me preguntaron si nuestra propia nación no estaba usando dosis masivas de violencia para resolver sus problemas, para lograr los cambios que quería. Sus preguntas dieron en el blanco, y supe que nunca más podría alzar mi voz contra la violencia de los oprimidos en los guetos sin haber hablado primero claramente al mayor proveedor de violencia en el mundo de hoy – mi propio gobierno. Por el bien de esos muchachos, por el bien de este gobierno, por el bien de cientos de miles temblando bajo nuestra violencia, no puedo mantenerme en silencio».
Ya en su carta desde la cárcel de Birmingham, escrita en abril de 1963, cuando estaba preso y sometido a duras condiciones de encarcelamiento, le responde a las protestas de los ministros blancos criticando la campaña de Birmingham con «La injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia en todas partes. Estamos atrapados en una red ineludible de reciprocidad, atados en una sola prenda del destino. Lo que afecta a uno directamente, afecta a todos indirectamente… Más tarde en la carta habla de por qué [los negros] no podían esperar, y declara que habían esperado por estos derechos dados por Dios el tiempo suficiente, citando al Presidente del Tribunal Supremo Earl Warren, que había dicho en 1958 que » la justicia que se ha demorado demasiado tiempo es una justicia denegada».
Y haciéndose eco de Thoreau y Gandhi antes que él, afirma en esta carta que no sólo se justifica la desobediencia civil en vista de las leyes injustas, sino que «uno tiene la responsabilidad moral de desobedecer las leyes injustas».
A lo largo de sus discursos posteriores, el Dr. King está hablando de verdades incómodas, tomando una postura profética, como debemos hacerlo nosotros, si, como él dice, vamos a vivir en el sentido de un compromiso con el ministerio. Cuando preguntamos en el 2015, lo que el Dr. King hubiera hecho en el 2015, sostengo que él habría estado en huelga de hambre con los presos de Guantánamo o de Pelican Bay, que se habría unido a Kathy Kelly o a otros presos de conciencia que cumplen condenas, una y otra vez, como forma de decir que no a las depredaciones continuas en nuestro entorno, mientras que seguimos siendo acosados, como dijo el Dr. King hace más de 50 años, por los trillizos gigantescos del racismo, el materialismo y el militarismo.
Por supuesto, además de hablar de la violencia de la guerra, el Dr. King le está dando duro al tema de la pobreza y del abuso de los pobres. Él está hablando acerca de los guetos… Tenemos guetos en medio de nosotros, de los inmigrantes y los ex presidiarios y las mujeres abandonadas y sus hijos y la gente común de todas las razas, credos, culturas, colores y trasfondos, todos ellos nuestros hermanos y hermanas, que no pueden cumplir con sus gastos, que trabajan, si es que están trabajando, para los gigantes corporativos que asolan a nuestro mundo. Habría acampado ante el Ayuntamiento de Hayward, para hablar en contra de la reciente oleada de legislación que criminaliza la pobreza y la falta de vivienda en medio de nosotros.
En cuanto a Jesús, el judío insurgente que era le habría dado vuelta a las mesas y habría destruido los muebles de las casas de culto que vuelven sus rostros contra aquellos que no tienen voz, habría maldecido a los que gobiernan a la sombra de las riquezas y de la cámara de comercio. Él no se anduvo con rodeos, al manifestar la verdad ante el poder.
Que podamos llevar una visión profética hacia adelante, y trabajar para deshacernos de nuestro mayor pecado, que es un fracaso del amor.
Silvia Antonia Brandon Pérez, seminarista