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Interpreting for Marielena, SOAW 2010

Esta mañana, regresando a casa de una cita en la división de vehículos motorizados para ayudar a un muchacho a sacar su licencia de conductor, venía pensando en todo lo que sigue igual, a pesar de la palabrería de aquí y de allá de que ahora vamos a cambiar las cosas finalmente.  La letra de León Gieco dice:

Soledad sobre ruinas, sangre en el trigo
rojo y amarillo, manantial del veneno
escudo heridas, cinco siglos igual.

Libertad sin galope, banderas rotas
soberbia y mentiras, medallas de oro y plata
contra esperanza, cinco siglos igual.

En esta parte de la tierra la historia se cayó
como se caen las piedras aun las que tocan el cielo
o están cerca del sol o están cerca del sol.

Desamor, desencuentro, perdón y olvido
cuerpo con mineral, pueblos trabajadores
infancias pobres, cinco siglos igual.

Lealtad sobre tumbas, piedra sagrada
Dios no alcanzó a llorar, sueño largo del mal
hijos de nadie, cinco siglos igual.

Muerte contra la vida, gloria de un pueblo
desaparecido; es comienzo, es final
leyenda perdida, cinco siglos igual.

En esta parte de la tierra la historia se cayó
como se caen las piedras aun las que tocan el cielo
o estan cerca del sol o estan cerca del sol.

Es tinieblas con flores, revoluciones
y aunque muchos no están, nunca nadie pensó
besarte los pies, cinco siglos igual.
Sale un video hermoso en You Tube en https://www.youtube.com/watch?v=C4aFLyxM_ow#t=11, no solamente hermoso por la letra, sino por las fotos e ilustraciones… estamos atravesando un período espantoso en este imperio maloliente y sangriento; a las personas no les gusta que no meta el dedo en la llaga, pero a veces no hay otro remedio.

Hace poco estuve en un panel sobre las situaciones raciales y la violencia del imperio, las formas que se utilizan para dividirnos y separarnos, porque si bien en la unión está la fuerza, el dicho dice, «Divide y conquistarás.»  Así que somos suramericanos o norteamericanos, europeos o chinos o filipinos o cualquier otra cosa, pero nunca hablamos de que somos todos ciudadanos del planeta tierra, terrícolas con algunos dos dedos de frente, y como dice también Victor Heredia, «Todavía cantamos, todavía pedimos, todavía  soñamos, todavía esperamos…»

Dentro de un mes más o menos regresamos a la base militar que antes se llamaba «La Escuela de las Américas» pero luego, cuando se supieron los crímenes y se descubrieron los libros de capacitación en tortura y horrores, le cambiaron el nombre a uno de esos nombrecitos prolijos que habla de la cooperación (después de todo, cualquiera coopera después de una sesión o dos de tortura…). Yo voy de intérprete y de cantante de protesta, voy a recargar las pilas y a darles abrazos a amigos queridos en este jelengue, y también voy como ponente a presentar mi taller sobre «El color del imperio: en casa y en el extranjero.»  Hablaré de nuevo de las conexiones con nuestro contratista sucio, que hace todo lo que está prohibido por derecho internacional.  Y todo esto tiene que ver con las presbíteras mujeristas porque mi comandante en jefe se llama Jesús o Josué, que fue un gran guerrero contra el imperio de su tiempo… Sigo sus pasos y su llamado, siempre.

Ya he escrito lo suficiente sobre el deber de protestar; caigo gorda, ya lo sé, pero sigo cantando, pidiendo, soñando y esperando.  Como dice el candidato a presidente odiado por la prensa y bloqueado en todo esfuerzo por la maquinaria demócrata (de los republicanos ni vale la pena hablar), Bernie Sanders, aquí lo que hace falta es una revolución, pero siempre hay algo que hacer… si  no son compras con juegos de solitario o llamadas por celular, o citas en la peluquería, o cualquier otra cosa para perder el tiempo…

Y entonces seguimos, cinco siglos igual.

6-23-11 Castlewood CD 058 but we were 'locked in'